En todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la ecuación del otro. Eso es lo que hace que el amor parezca un capricho del destino, ese inquietante y misterioso futuro, imposible de prever,de prevenir o conjugar, de apresurar o detener. Amar significa abrirle las puertas a ese destino, ala más sublime de las condiciones humanas en la que el miedo se funde con el gozo en una aleación insoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino significa, en última instancia, dar libertad al ser: esa libertad que está encarnada en el Otro, compañero en el amor.Bauman,Zygmunt: Amor líquido.
El año pasado, para las fiestas de donde vivo, un grupo de amigas y yo decidimo enmarcarnos una camiseta con una frase: "Callame con un beso".
En muchos aspectos esta frase puede parecer vulgar, y no a todo el mundo le gusta, pero si la volvemos a leer, "Callame con un beso", se ve de manera distinta.
Ahora hago la pregunta:
¿A QUIEN NO LE GUSTARÍA QUE LA/LO CALLARAN CON UN BESO?
Habitualmente estamos acostumbrados a reirnos de cosas asi, que en la realidad nos moriríamos porque nos pasaran, pero por vegüenza o por lo que piensen los demás no lo hacemos.